—Este hombre, Kagurazaki Kimito, a partir de
ahora será [El Plebeyo de Prueba] de Seikain.
La criada Kujou-san anunció por el micrófono.
Estaba en un amplio lugar de techo alto y donde
hay un muy digno auditorio de madera.
Ojou-samas de varias familias de renombre
miran al escenario con los ojos brillantes, observan mi ser congelado-rígido.
Detrás de mí había una pancarta que decía [¡Bienvenido,
Plebeyo!].
Frente a mí, todo el cuerpo de estudiantes
desde preescolar hasta secundaria estaba prolijamente alineados en filas y estaban
sentados en sillas de madera con una postura absolutamente perfecta, de modo
que nadie reconocería al instante su extraordinaria educación.
—Así que eso es un plebeyo...
Alguien murmuró en voz baja y su voz llega
hasta el techo de yeso ligeramente arqueada.
Estas chicas nunca habían estado fuera de la
escuela, por lo tanto los hombres como los plebeyos eran existencias
completamente ajenas a ellos.
Toda su atención estaba fijada en mí y su curiosidad
estaba causando que la tensión en la sala se elevara. El grado en que sus ojos
brillaban me propinó un golpe directo.
Esta es “La Escuela Para Señoritas, Seikain”.
Su objetivo es capacitar a las hijas de
familias nobles para darles forma de "Yamato Nadeshiko”.
Era la escuela definitiva para Ojou-Samas,
creo que también es para que las jóvenes puedan pasar todos los días desconectadas
de la vida mundana.
Esta será la escuela a la que estaré asistiendo
desde este día en adelante.
—Ahora bien, ¿Hay alguien que quiera hacerle
una pregunta a este plebeyo?
Tan pronto como Kujou-san habló, la sala se
estremeció por el ruido.
— ¡Si!
Todas las Ojou-Samas levantaron la mano a la
vez.
Pero estaban cuidando sus modales
profundamente; levantaban sus manos con movimientos elegantes y preservaban
posturas perfectamente correctas. Ellas no añaden ningunos modales fuera de
lugar y en las expresiones de afirmación tampoco. Y, sin embargo, sus rostros
emiten un terrorífico “— ¡Por favor, elígeme a mí!”, con
sus aura siento que sus ojos disparan 'rayos' de deseo hacia la Maid Kujou-san.
—En ese caso, dejemos que el plebeyo pueda
elegir a alguien.
— ¿¡EEEH?!
De repente, todas me miraron.
Sus miradas puras brillaban como estrellas.
¡Yo, yo! ¡Llevémonos
bien! ¡Quiero preguntar algo! ¡Quiero aprender sobre los plebeyos!
Estaba deslumbrado por la curiosidad de aguja
pura de las niñas de jardín de infantes hasta las de secundaria.
Estas chicas nunca habían visto un plebeyo
como yo antes.
—...
Yo había ido duro como una piedra y en mi
cara hice una expresión de vigor; el sudor corría por mi frente.
Entonces, ¿Cómo me he metido en este lío?
Esa historia comenzó en la mañana.
— ¡Déjame besarte!
Ah, espera.
En realidad ocurrió un poco más tarde.
Creo que eso no importa, pero bueno.
Por cierto, esta joven es Tenkuubashi Aika.
Debido a ciertas circunstancias, se había
visto obligada a estar sola en esta escuela.
Ella me pidió que la ayudara a resolver esas
circunstancias con cierto favor, pero... bueno, vamos a llegar al final.
Ayer a la mañana…